Tu y yo íbamos a ser perfectos,
se suponía que te ibas a acercar a mi,
me ibas a decir lo bonita que me miraba
y que ya hacía un mes me observabas
sin atreverte a hablarme por el miedo a que te rechazara.
Yo te iba a sonreír dulcemente,
decirte que te noté desde un principio,
pero que me gustaba observarte,
tu mirada perdida y la forma en que el viento jugaba con tu cabello.
Tu ibas a ser atento y amable siempre,
decirme que lo nuestro fue amor a primera vista,
presentarme con tus padres y ser yo su adoración,
me presumirías con el mundo y yo sería tu mayor tesoro.
Se suponía que nos íbamos a amar,
respetarnos, comprendernos, confiar el uno en el otro,
compartir nuestros secretos y nuestra comida
se amantes perfectos de caricias y besos.
Y nuestra historia iba a ser de cuento de hadas,
pues me pedirías ser tu amante por siempre,
ser tu amiga por siempre, la madre de tus hijos,
compartir tu vida conmigo y que yo te dejara entrar a mi vida.
Ese día nunca llegó, tal vez aún tengas miedo,
me acerco a ti y te sonrío tímidamente,
ya se nuestro destino, pensé
no me sonríes, es más, sigues absorto en tu distracción,
me acerco a ti un poco más,
buenas tardesbuenas tardes -me respondes- ¿podría traerme la cuenta?,
¿por que tus ojos siguen perdidos? pienso con un poco de ira,
¿que no vez que nos amamos?
A lo lejos observo a una bella chica, con una dulce mirada, y tu, observándola fijamente mientras el viento juega con tu cabello.