sábado, 5 de mayo de 2012

Verdades

Tu que sabes de la vida si no eres otra cosa que otro cobarde disfrazado de valiente,
te fue tan fácil ser cómodo y repartir culpas, disfrazar situaciones,
y yo todo el tiempo conociendo todo esto lo guarde para no lastimar tu orgullo,
esperando que con el tiempo reconocieras o al menos olvidaras tu errores.

Jugué muy bien el papel de tu tonta, hasta el límite de agotar lo poco que era yo,
quedando mínima e insignificante tantas veces a tu lado, ya no se si eso me hizo más grande.

Después de tanto tiempo, me doy cuenta que tus palabras estaban vacías,
prometiste no volver a lastimarme como otros, hoy mis lagrimas no tienen fin,
te debo la muerte de mi alma, te agradezco la fortaleza de mi espíritu.