Sobre lo inevitable de tu cuerpo

Tan inevitable es pensar en tu cuerpo desnudo sobre el mío, demandando calor y sensaciones corporales. Inevitable es, también, sonreírte imaginando la posibilidad de torturarte ante peticiones incumplidas. Te escondo los motivos de mi malvada felicidad y en cambio te invento la escusa de tu pícara mirada.

Te conviertes en un niño, anhelando ser recompensado por intentos fallidos de dar felicidad; no es tu culpa, soy incapaz de sentir más emociones que las provoco yo al observarte humillado, me muero de la risa al verte suplicar obtener algo que no te pertenece, dar explicaciones a mis preguntas llenas de realidad, pero que se vuelven inmundas por solo dar resultados negativos a lo que deseas.

Es tan fácil alimentar un ego o destrozarlo, dependiendo el punto de vista, yo decidí ser reina y convertirte en lacayo, aun así consentí darte mi cuerpo a expensas del deseo observado y no encontré nada más detrás de tu mirada, que ya anunciaba un cuerpo y un alma vacío para mi.

Sobre lo inevitable de tu cuerpo encontré tu pecho sobre el mío, tus labios extraños a mi todo, encontré un mundo delicioso y pequeño para mis expectativas; inevitable a mis pensamientos, pero aun así evaporándose ante mis deseos.

...hoy fui reina y me reí de mi lacayo