domingo, 30 de agosto de 2009

De la muerte y sus pecados

Veo convulsionar poco a poco un sentimiento,
le sostengo la mano mientras volteo la vista a otro lado,
no es que no pueda mirarlo a los ojos, simplemente,
me es imposible darle esta último recuerdo.

Vomita sobre mi, anhelos y recuerdos cristalizados,
de eso estuvo compuesto todo el tiempo y ahora se va desintegrando,
ante mis ojos lo veo muriendo poco a poco,
como la peor pintura de picasso en un grito desesperado.

Me pide ayuda pero simplemente no le escucho claramente,
no se si quiere ayuda para desaparecer o para seguir viviendo,
prefiero desviar la vista aguada de sentimientos propios,
pensar que el dolor será poco y que es mejor así.

Lo veo muriendo poco a poco y al mismo tiempo tomo una decisión,
matar a la cobardía que llevaba años engendrándose en mi,
nutriéndose de mis entrañas, mamándome la vida poco a poco,
veo morir un sentimiento y voy matando a otro.

Voy expiándome del pecado de no haber vivido libre,
de haber sido esclavo sin cadenas cual perro castrado,
sudo poco a poco las perlas de la desdicha que me formé,
las voy juntando y les rezo un rosario a modo de disculpa.