Extraño un beso

Extraño el sabor de ese beso perfecto, sabor a mota y acero, recuerdo su barba haciéndome cosquillas, no valía la pena abrir los ojos, estábamos a la orilla del mar, sin más luz que la de la ciudad al otro lado de la Ensenada, aún así no necesitaba iluminación, ni siquiera el relajante sonido de las olas golpeando a la arena eran necesarias.

Todo se convirtió en microuniverso, de 2x2; no, más pequeño, el microuniverso de nuestros labios, su rostro, todo concentrado en un jugo de sensaciones extrañas.

Hoy día aún no se su nombre, ni me interesa averiguarlo.

Su arete roza con mi lengua, juego a retenerlo entre mis dientes

...sonríe!

Sonrio...

...sus labios son tan calientes y me encantan, se que le gustan los míos, me lo había dicho antes, me lo dicen sus dientes detenidos en ellos mientras los deja escapar suave y lentamente, sus dedos intentando descifrar la anatomía de mi rostro y cabello. Podría permanecer eternamente en ese beso perfecto, sintiendo, pero es hora de abrir los ojos, de decir adiós, de volver a nadar en este mundo de aire y tierra, es hora de huir del magnetismo electrizante de esa boca de dueño sin importancia

Hoy busco un beso que dejé ir por la vana ilusión de encontrarlo en un cuerpo con sentido