Una mañana

Te comparto mi piel añejándose por el tiempo,
para que la veamos convertirse en un recuerdo,
que deje de ser importante la textura original,
para ser simplemente una capa superficial.

La juventud se va entre las colchas cada mañana,
la vamos viviendo en el diario de nuestras elecciones,
le exprimimos la última gota para beberla pronto,
antes de que se vuelva ácida y nos deje de gustar.

Hoy te comparto una carne vieja que perdió su belleza,
te invito a que veas que en realidad nunca fue linda,
que mis ojos son solo cámaras que capturan ideas,
y mis manos me han ayudado a moverme
si es que alguna vez me fue necesario el arrastrarme.

En ocasiones tengo miedo de ser tan visible y piel,
y mi cabello no de oportunidad a mis ideas para mostrarse,
la ropa deja de ser un instrumento de expresión,
para convertirse en parte de un juego de máscaras.

Te comparto lo que vez y aquello que no quieres ver,
que mis imperfecciones son grandes y desvaríos muchos,
ayúdame a desnudarme y mostrarme poco a poco,
a aceptarme con errores y ayudarme a remendarlos.

Para regalar, tan solo tengo un cuerpo lleno de vida,
de caminos recorridos y de disfunciones múltiples,
de ideas que se forman al momento en que respiro,
te cedo los derechos de autor de este día en adelante.

Y en ocasiones tan solo me queda pensar
que mis decisiones no han sido tan erradas si he llegado a ti